NEPAL |
Llegamos a Katmandú el miércoles 29 por la noche, y lo primero que hicimos al aterrizar fue preguntarnos dónde estaba el aeropuerto. Sólo veíamos un pseudoedificio de ladrillo que alguna vez fue rojo, pero como allí iba la gente pues hicimos cual Vicente. Empezamos a intuir que el salto Dubai-Katmandú iba a ser pelín abrupto.
Como el edificio no daba para más, la cosa debía haber sido rápida, porque estaba todo junto: nos hizo el visado el señor de la izquierda (qué morro tienen en la embajada de Madrid, nos dijeron que nos lo sacáramos en España –por el doble de pasta, eso no lo dijeron- porque íbamos a hacer una requetecola de 3 horas. Menos mal que nos advirtieron, tardaron sólo minuto y medio), el control de pasaportes nos lo hizo el señor de la derecha, y a la recogida del maletaje (a 20 metros) nos acompañó un señor de allí que hacía esquina. Las maletas empezaron a salir enseguida, porque el avión se posó al lado de la cinta, pero las nuestras en concreto tardaron 24 horas. Pasado el prudencial tiempo pre-mosqueo, nos dirigimos al mostrador (efectivamente, estaba allí al lado), unos 25 agraciados que nos veíamos sin pijama para esa noche, y nos lo explicaron con toda normalidad: como los nepalíes abarrotan los aviones y se traen en electrodomésticos y demás el cuádruple de su peso, pues en el mismo aeropuerto de Dubai se seleccionan las maletas por el meticuloso procedimiento de ‘ésta sí…, ésta no…”. Pero que no nos preocupáramos, que volviéramos al día siguiente a recogerlas. Bien. No vuelvo a facturar la lima de pezuñas.
En fin, lo importante estaba en la mochila: mi cepillo pa las cerdas, pasta y pasaportes, por ese orden. Salimos por el otro lado del casetón y enseguida se abalanzaron unos 15 taxistas, aunque afortunadamente nos encontró el chico que nosotros teníamos que buscar: Hem, nuestra segunda experiencia de Couchsurfing.
Habíamos puesto un post general al grupo de Couch de Nepal, y respondieron varios muy rápido ofreciéndonos su casa, aunque leyendo los perfiles la cosa estaba bastante clara: todos hacían de guías turísticos y nos iban a intentar vender algo.
Nos quedamos con Hem por descarte. Nos dijo que los demás eran guías y que él sólo nos pedía que estuviéramos un rato con los niños (?), que les habláramos en español y que podrían acompañarnos si queríamos. Caramba, no sólo era guía él, también los niños.
Nos llevó a su casa un taxista amigo suyo, que nos cobró 4 eurillos que para ellos son 4 eurazos y que ya sabíamos que era un clavazo en toda regla, aunque teniendo un host por el morro pues lo dejamos pasar.
VAMOS PA CASA |
La casa estaba bien por fuera, muy regu por dentro, y concretamente para describir el baño harían falta nuevos giros de la lengua, (una taza con material flotante con el mismo color que dicho material), aunque ya haremos un especial sobre decoración y hogar.
Enseguida nos ofrecieron un té con leche que era negro porque ese día no tenían leche, acompañado del motivo ‘nuestro lema es compartir’, que nos preguntamos cómo esperaban que fuera de recíproco, y nos dieron de cenar. Vale, estábamos un poquillo reticentes porque no queríamos acabar comprando hasta el buda de madera, pero es que a Vitorino le cuesta decir que no, y aunque a Malagueto se le da mejor, lo que no sabe es decirle que no a Vitorino. Las sospechas fueron bastante infundadas, es verdad que nos vendieron el viaje a Chitwan, pero mereció la pena y nos hicieron precio.
La habitación era perfectamente descriptible: un camastro bajo la ventana, y un trozo adicional de suelo en el que potencialmente cabría y finalmente cupo un colchoncillo en el que reposó Malagueto. Bueno, dos noches sin dormir tampoco es tanto… Es broma, al final lironeamos sin mayor dificultad, yo incluso me hice un hueco entre los pies de VT y la cabeza de MG.
Hem tenía dos niños, Yaz de 8 y Yungen 15 años, encantadores (sólo nos pidieron que les compráramos una bici, pero con mucho tacto y educación, a la altura de nuestra respuesta negativa). No compensó, claro, pero les regalamos galletas y chuches.
Un poco antes de acostarnos la primera noche llegó el momento cumbre en nuestra conversación con los pequeños, que hizo que la cara de Vitorino cambiara del blanco al verde sin pasar por el azul. Cito textualmente (el pequeño estaba agarrado al cuello de Vitorino como Amedio a Marco):
CON HEM Y EL CHAVAL MAYOR |
- Anda, y estas ronchas violáceas que tenéis los dos por las piernas, ¿qué son??? – Vitorino dixit.
- Ah, eso son ‘chickenpox’ – los chavales hablaban bien inglés.
- Ajá, interesante… y más exactamente…
- Es un virus, salen estas manchas que se quedan para toda la vida, en el campamento todos lo tenemos (al final).
- Vaya… ¿y cómo se pilla eso, chiquitines?...
-Pues mira – el pequeño Yaz se puso a dar clase- si te toco te lo paso, pero no hace falta, si mi ropa te toca o te toca la de mi hermano también lo coges.
Estupendo. En ese momento de la Historia se demostró que la vergüenza que le hubiera dado a VT apartar al niño con un palo y dar un salto atrás era superior a su conocida aprensión, porque se limitó a estirarse la manga de la camiseta (al menos acertó con la manga larga), y apartar a la criatura con disimulo. Suena fuerte, pero lo contamos porque somos melindrosos pero sinceros.
Yaz captó el gesto:
- No pasa nada, sólo lo de las manchas –dijo para atenuar el impacto.
- Ajá… ¿y ya estáis curados, chiquitines?
- Creo que sí…
MG estaba de charleta con Hem y se enteró a posteriori, el caso es que esa noche decidimos que del día siguiente no pasaba: necesitábamos comprar las sábanas-saco para dormir, porque nuestros camastros podían ser el paraíso de los enigmáticos chickenpox. Cuando por fin pudimos conectarnos a internet vimos que era varicela, pero eso fue días después.
Quitando este detalle los niños eran estupendos: el pequeño Yaz era un pedazo tramposillo jugando a las cartas, y a Yungen le iban más las Matemáticas, así que le pusimos unos cuantos acertijos de pensamiento lateral y demás. Quería enrolarse en la British Army en cuanto tuviera edad, que es lo que quieren muchos de los niños -se cobra una pasta-, aunque el acceso es complicado porque las pruebas son muy exigentes. Coincidimos en un autobús con unos oficiales británicos que se dedicaban precisamente al reclutamiento de GORKHAs –soldados nepalíes en el ejército británico-.
Respecto a Katmandú, es una ciudad muy caótica y bastante agresiva para el turista estándar. Pese a tener 3 millones de habitantes las infraestructuras son exactamente las de una aldea de 17 paisanos. Las calles son arenilla y el tráfico infernalmente denso, combinación que da como resultado una contaminación del diez. Se puede rellenar un bocadillo dejando reposar un pan abierto durante quince minutos. Sorprende que haya sólo bastante gente que usa mascarilla, cuando debería haber mucha gente. Nosotros no la compramos hasta Pokhara, y seguro que me dejé en el entretanto unos cuantos alvéolos pulmonares.
Es complicado cruzar una calle en esta ciudad, sobre todo las del centro, que son las más transitadas entre las muy transitadas, no obstante los locales lo hacen de forma natural, tiran palante y ya pararán… La flota de coches no llega a lo de Cuba, pero son todos del año de la danza newar, versión local de la polka. Pillamos unos cuantos taxis, son casi todo Suzukis de un modelo primo hermano del Seat 124, latillas sobre cuatro ruedas que suponemos es lo que más pega con las supuestas carreteras. La ciudad-pueblo es muy extensa, porque está formada por casillas de 2 ó 3 pisos a lo más, y en muchas zonas hay caminillos estrechos por los que cabe un coche y nada más.
BARRIO RESIDENCIAL |
Lo más inquietante es la noche: Katmandú se apaga entre las 18:30h y las 19h, todo el año. No hay farolas (excepto en una pequeña parte del centro), y si las casas no tienen encendida ninguna luz no se ve ni taba. El segundo día volvimos a casa en taxi, caída ya la noche, y el taxista se perdió. MG se ofreció a bajar un momento para caminar hacia el cruce de atrás, a ver si encontraba alguna referencia, pero se tuvo que volver a los 10 metros. Llevaba una linternilla, pero era luna nueva y no había forma.
La ciudad hay que verla de día. Visitamos tres templos, el de la estupa de Buda, (autodescriptivo), el ‘templo de los monos’, una montaña espiritual con un macaco por cada fiel, y el templo hinduista de Pashupatinath, que ¡buf, sí!, éste nos impresionó mucho… Estaban haciendo cremaciones de cadáveres al lado de la orilla (nos dijo un guía que tienen ‘clientes’ todos los días), y vimos parte del proceso: primero remojan parte del difunto, (que va bien vestido de naranja) en la orilla del río, y luego lo dejan reposando en una losa, por donde van pasando los familiares en fila india, echándole algo parecido a incienso.
PASHUPATINAH: PONEMOS UNA DE LEJOS. SÍ, OLÍA A BARBACOA. |
ESTUPA DEL TEMPLO BODHNATH |
La carretera de salida de Katmandú era igualita a las de la ciudad: apenas cabían 2 vehículos, y el asfalto era anecdótico, pero ahora por la orilla de las montañas. Al principio la cosa pintaba un tanto latosa, porque las retenciones, sobre todo las de entrada, eran kilométricas (para los primeros 10 km nos tiramos dos horas) pero luego incluso lo agradecimos porque el paisaje se volvió francamente espectacular. Cada curva era un ¡hala, qué pasada!... Lástima que estos dos sean tan malos fotógrafos.
Chitwan es un parque muy grande y sólo vimos una pequeña parte, pero nos pareció impresionante, pasamos dos días que no se nos olvidarán. La primera tarde nos enseñaron el poblado, con sus elefantes, el río, y demás, y nos dijeron que al día siguiente el ‘weicap’ era a las 6h, que a las 7h nos íbamos a la jungla. Pos vale.
RUMBO A CHITWAN |
ESTE TÍO IBA EN BOLAS POR LA CARRETERA: ¿? |
A POR AGUA AL RÍO |
CON LOS ELEFANTES CHITWANENSES |
PUES SÍ, LLEGARON AL RÍO... |
COCOCOCO |
Éramos siete: un galés, una china, un taiwanés, una austríaca, estos dos y yo, más los dos guías. El guía jefe, Krishna, nos dijo que debía darnos unas instrucciones importantes y que prestáramos atención. Transcribo esto porque a medida que lo escuchaba se me iban quedando las patas como el jamón York:
- Este es un parque natural con vida salvaje, y hay animales peligrosos. Aparte de los cocodrilos, que están mayormente en las orillas, hay rinocerontes, osos, y tigres. Debéis saber cómo actuar si aparece alguna de estas especies.
- ¿Pero son peligrosos para el hombre? –a alguien le dio por hablar con Perogrullo.
- Sí, claro. La semana pasada entró un tigre en el poblado, conseguimos echarlo, pero esto es la selva. Todos los años hay muertes de locales. Prestad atención.
Ahora el redundante era él, en este punto yo no tenía nada más importante que hacer en la vida que prestar atención.
-Si aparece un rino, debéis correr en zig-zag, porque embisten en línea recta, y a ser posible cuando se esté acercando echad la mochila hacia un lado, porque deja un rastro visual y de olor que hace que su instinto se dirija a ella. Refugiaos tras un árbol. Si se trata de un oso, puede ser potencialmente muy agresivo, dependiendo de qué día tenga y si ha comido o no. Son muy inteligentes y más rápidos que el hombre, no vale correr. Además suben a los árboles. Tenemos que mantenernos en grupo, haciendo mucho ruido, debéis poner las mochilas sobre las cabezas para parecer más altos, y la cámara de video delante de la boca para que crea que tenemos una mandíbula poderosa. Entonces intentaremos darle con el palo en la nariz, que es su órgano más sensible.
Joder, qué fácil. Con el palo en la nariz. Parecía una broma, la cosa era totalmente absurda, pero Krishna estaba más serio que la señorita Rothermeier.
- ¿Y si aparece un tigre? –no sé quién lo preguntó, quizá fui yo.
- Bueno, son más difíciles de ver, pero puede ser. Pueden cazar por parejas o individualmente, generalmente por la espalda. Si no tienen hambre pueden apartarse. En caso contrario, no hay un procedimiento, sólo cabe pensar que ojalá hubiera sido un oso…
Miré a VT, que se estaba evaporando, una especie de sublimación de sólido a gaseoso sin pasar por el líquido. MG estaba en posición de no sabe/no contesta, con la boca abierta en círculo como una perca del Retiro. Prefiero no hablar de mi propia reacción, porque la escatología es mi tema antifavorito.
Después de 5 segundos de silencio incrédulo empezó la ráfaga de preguntas:
- Pero a ver, vamos a ver…. Entonces estos animales atacan también a los turistas o sólo a los locales??? – alguien estaba por entrar en Guinness, no hace falta explicar en qué categoría.
Krishna volvió a dejarnos tranquilos:
Krishna volvió a dejarnos tranquilos:
-La mayor parte de las muertes se producen por rinocerontes, y algunas por osos. Hay muchos rinos. El oso es más difícil de ver, y el tigre sólo ocasionalmente. A veces se acercan por esta orilla, como en esta época, porque ha sido el final del monzón y tienen hambre. Pero tranquilos porque mi camarada y yo llevamos los palos.
Intervino VT:
Intervino VT:
- ¿Palos?, ¿por qué no lleváis un arma, o al menos algún cachivache eléctrico o algo que los ahuyente, no sé, perfume de mofeta?
- No, no se permite matar a los animales, muy importante para el parque.
Estupendo, nos hallábamos en un parque que no cumplía la propiedad conmutativa. Bueno, se hicieron más preguntas, se oyeron más respuestas, VT dijo que la experiencia no le compensaba si se iba a convertir en una ex-periencia, MG lo pensó un poco porque la estadística parecía buena, pero lo mejor fue lo de la austríaca: ‘It seems so dangerous… but it is so exciting !!’. El galés dijo que había venido a eso, a ver bichos, así que adelante.
KRHISNA Y SU PALO PIDIENDO SILENCIO |
En fin, empezamos a andar en fila india, Krishna delante, el otro guía detrás, muy en silencio, y nos parábamos cada poco, porque Krishna se agachaba para mirar por entre la vegetación. Llevábamos unos cincuenta metros jungla adentro cuando la austríaca dijo muy bajito:
- Eso parecen ‘wild chickens’ (una especie de gallineja).
MG se quedó mirando con cara de interrogación, pero un poco más a la derecha.
- Pero coño, y eso de ahí… eso de ahí es un oso !!!!!
Nos quedamos todos parados, todos menos Krishna, que siguió hacia delante porque ni había visto el oso ni nos había oído a nosotros. Menudo guía. Nos agrupamos en torno al otro guía (no sé su nombre), que sólo dijo una frase, muy pero que muy bajito:
- Lo peor es que Krishna no ha visto al oso.
Cojonudo. El bicho estaba a unos 15 ó 20 metros. Bueno, os juro que me dio tal subidón que dudo que mi cola pueda recuperar algún día la posición muelle. MG y VT se quedaron como estatuas mirando a un pedazo oso que no paraba de mirarnos a todos. El galés pilló la cámara el tío, con un par, y consiguió hacerle una foto. Jamás entenderé a esta especie, pese a mi doctorado en Antropología Humana (en breve subiré mi perfil).
EL QUE NO IBA A APARECER... |
Así que los osos eran difíciles de ver, pues menos mal. Yo me quería ir yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!!, como el novio de Laura Paussini, pero había que quedarse allí porque para empezar no sabíamos dónde estaba la salida. La cosa duró como tres minutos reales, que aplicando la ecuación de la relatividad nos parecieron tres milenios. El oso seguía por allí, moviéndose detrás de un árbol. El morro blanco indica que se trataba de un adulto muy ‘healthy’. Krishna retrocedió hacia nosotros y le hicimos todos señas simultáneamente confusas, el caso es que se acercó hacia el bicho lentamente, entre la maleza, con el palo por delante. Aquí es donde quedó realmente argumentado que los británicos se vengan a reclutar nepalíes para el ejército. El oso retrocedió, afortunadamente, y enseguida nos fuimos cag--do lec—s, deseando que ese principio de la aventura estuviera lo más cerca posible del final.
- ¿Cuánto queda? – dijo VT.
- Tres horas, acabamos de empezar.
Bueno, fueron tres horas y media de considerable tensión ambiental. Afortunadamente en el resto del camino sólo vimos ciervos, monos y pájaros.
TE PILLAMOS |
Veíamos constantemente huellas de oso y rino frescas, y había tramos muy largos de selva cerrada con un caminillo de 30 centímetros para pasar entre plantas de 3 metros, en los que Krishna nos decía:
- Aquí ocurren la mayor parte de los ‘accidentes’.
Siempre usaba esa palabra, accidentes.
Luego Krishna nos contó varias historias de ataques –con muerte- de animales a personas y no dábamos crédito, debe tratarse de una forma de marketing que aplica la psicología inversa, inédita en occidente. Nos enseñó su propia mano mordida por un oso (nos contó toda la batalla, el otro guía se subió a un árbol y le dejó a solas con Yogui), estuvo quince días hospitalizado y con tratamiento antirrábico. Dice que las mujeres nepalíes no se quieren casar con guías del parque, porque hay mucha rotación. Qué humor.
Bueno, por la tarde montamos en elefante durante dos horas por la selva, muy divertido porque el tío arrasaba con lo que se le ponía por delante, parecía que iba a cambiar de dirección para esquivar el árbol en cuestión y cataplún!, el angelito optaba por tirarlo de un trompazo. Krishna nos dio un consejo antes de montarnos:
- No llevaréis plátanos, ¿verdad? Es que el año pasado un turista chino sacó uno, se le antojó al elefante, y al ir a cogerlo agarró el cuello del turista y se lo partió. Caput.
Así era Krishna: juerga, juerga, juerga…
Esta vez no nos dejamos intimidar. Lo pasamos de fábula.
DEBAJO ESTÁ DUMBO |
Lo bueno del elefante es que vimos un rino desde ahí arriba, pero ahora en plan ‘a que no te atreves’:
FEO ERES... |
La mañana siguiente la dedicamos a ver pájaros, cerquita del asentamiento, por un recorrido precioso, y luego partimos hacia Pokhara. Unos 130 km, unas 7 horas. Ya empezaba a ser normal.
Pokhara es una la localidad más turística de Nepal, al borde de un lago, con unas vistas impresionantes del Himalaya a poco que uno suba a alguno de montes que la rodean (precioso desde el Sarangkot).
MÁS BONITO AL NATURAL |
Nos quedamos tres noches (4 euros/noche, doble con baño), y una adicional que pasamos en Dhampus, pueblecito de montaña, sin coches, sin motos, campesino, idílico y con varios 7 y 8 miles para desayunar (Annapurna I, II y IV, Dhaulagiri y Fish Tail incluidos). Increíble. Aunque hay que reconocer que lo pagamos: noche en doble con baño, copiosa cena y abundante desayuno a la carta, por 10 euros per cápita :)
SUBIENDO A DHAMPUS |
CUAL HEIDI EN LOS HIMALAYAS |
SALUDANDO AL YETI.. |
Estábamos tan entusiasmados que a la vuelta a Pokhara nos animamos a coger un autobús local.
- Pero tío, que meten las cabras – dije yo.
- ¡Bah!, si son sólo 15 km…
Entramos por la puerta, y casi salimos por la ventana. En un autobús local la densidad humano-cabra alcanza el 2,5 por metro cuadrado, pero nos apañamos. 70 céntimos.
Nepal merece un viaje de vuelta: es el paraíso del trekking, la naturaleza apabulla, y es barato, con gente muy amable. Yo me quedaría más tiempo, pero este par dice que se va para la India. Sin billete de tren, sin hotel en Delhi, sin rupias indias. Yo me llevo el Fortasec.
Guau, ¡vaya aventura! yo me vuelvo a la canoa fijo. Nada más ver el oso hubiese empezado a correr en zig zag, a darle con el palo en el morro a la austríaca y la cámara en la boca se la pongo a Krishna, a ver si se calla por Dios.
ResponderEliminarTriqui, pon cordura te lo ruego y encargate de los billetes de tren.
Os sigo de cerca, besos.
"Entonces intentaremos darle con el palo en la nariz, que es su órgano más sensible"
ResponderEliminarJó Triqui en la nariz no se vale, que ahí duele, cochino. )-:
¡Fabuloso el relato! ¡FA-BU-LO-SO! Triqui, eres mi ídolo :D
ResponderEliminarशहर में इन लोगों को जब वे एक चिकन वे चलाते हैं देखते हैं. हेह, हेह, हेह.
ResponderEliminarComentó Krishna (que es de origen indio y su lengua materna es el Hindi) a su compañero.
Traducción:
Esta gente de la ciudad, cuando ven una gallina echan a correr. Je, je, je.
En Dubai a cócteles de 45 euros y a los pobres nepalíes regateándoles hasta las ronchas...
ResponderEliminarYo el año pasado estuve un mes en la India, recorriendo todo lo que pude (ignorante de mi que queria alquilar un coche para hacerlo conduciendo). De Delhi te recomiendo cojas un tuc-tuc, los motocarros esos, no me veas eso si que es conducir....y cuidadin porque fue el unico sitio donde me intentaron abrir el bolso, cercandome varias indis que parecian rumanas por el colorido de los saris.
ResponderEliminarEl año que viene quiero ir a Nepal, gracias por las lineas que has escrito. Asi me hago una idea del paraíso que es.
¡Increible la aventura!
ResponderEliminarDe verdad que se ve muy divertido el viaje y todas las experiencias que describen. ¡Sigan escribiendo!
Saludos desde México
Josué
Siento algo inefable. Algo parecido a una mezcla entre envidia, ira y regocijo por vosotros y por mí, por estar en mitad de una ciudad, lejos de fieras salvajes. Con lo que me acojonan a mí los bichos, que hasta me imponen las vacas lecheras.
ResponderEliminarMe lo paso pipa con tus historias, Triqui. A ver si cuentas cosas más picantes. Besos a los tres.
Hola Triqui. No sé muy bien cuáles son vuestros planes para la India, yo os recomendaría que visitárais Ellora y Ajanta. Son impresionantes, mucho más de lo que aparece en fotos.
ResponderEliminarÁnimo, Triqui, y paciencia con esos dos.
genial la evtura nepalí... me encanta la guiri esa que pregunta al guía "solo se comen a los locales o también a los turistas" qué luces, qué arte, qué hostia..jeje
ResponderEliminarbesos para los tres
Triki, como deduzco que los peluches os llevais bien con los títeres, te recomiendo que visites este precioso rincón de la India y saludes de nuestra parte a los titiriteros que vien al pie de la muralla.
ResponderEliminarhttp://www.noticiasfrigiliana.com/index.php?option=com_content&task=view&id=352&Itemid=68
Y digo yo... ¿no habría sido mejor ir al zoo de Katmandú o al de Kandanchú, no se...?
ResponderEliminarAy madre, qué lanzaos que os veo...
Besos!!!!
Alfre
Krishna es un güasón :D
ResponderEliminarSeguro que lo decía todo super serio y sin darle importancia ninguna.
Aunque también puede ser que fuera un inconsciente, que de esos me he encontrado yo alguno.
Pero seguro que el subidón de adrenalina os compensa y así no tenéis que hacer las locuras esas de otros de tirarse en una barquita hinchable de playa por unos rápidos de millones de litros/segundo del Himalaya; o hacer trekking para ver piedritas entre Iraq e Irán, que ahora está muy de moda.
FELICIDADESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminar¿Donde pasaréis el día de Todos Los Santos? Echaremos de menos la paella de Luis de Todos... en su día.
Un abrazo enorme
Susana y Steph