viernes, 24 de septiembre de 2010

1. ATENAS

ATENAS
Llegamos a la capigriega con una mochililla de mano y dos mochilo-maletas (con ruedas, la idea fue de última hora pero resultó vital), con 6 kilos cada una, es decir, que nos fuimos prácticamente con lo puesto, porque cuando uno se va 15 días puede permitirse llevarse los patines, pero para una globivuelta cuanto menos lastre mejor. 
En realidad tomamos Atenas como escala a Dubai. Nos quedamos dos noches, más que suficiente para ver-probar lo más interesante. Fue nuestra primera experiencia de CouchSurfing: nos alojó Dimitris, un chico que ya había dado alojamiento más de 200 veces a todo tipo de gente (aunque fui su primera cerdimascota), y de hecho la primera noche alojaba también a una chica griega ('del norte', dijo él), que se quedó en la habitación-habitación. Malagueto se quedó en el sofá, Vitorino en un colchón en el suelo del salón, y yo siempre duermo en la mochila porque si no me constipo y me entra ya-sabes-qué-gripe.
Hay gente estupenda por el mundo que ofrece alojamiento en su casa a los visitantes de su ciudad sin pedir nada a cambio. Dimitris nos trató muy bien, y si viene alguna vez por Madrid le devolveremos el favor. Nos sacó a cenar a un sitio típico griego en el barrio de Gazi (souvlaki y gyros -carne con verduras en pan de pita-, y ensalada griega....todo rebueno), y luego nos llevó a un concierto de 1550, una banda de rock que sonaba estupendo.
Por el día visitamos la Acrópolis, sin duda lo mejor de la ciudad, impresionante vista desde abajo e impresionante la vista desde arriba. Como en Atenas las casas tienen terrazas encaladas, el resultado es una enorme sábana blanca en todas las direcciones. La ciudad en sí no es bonita, lo nuevo resulta un poco viejo y lo viejo un poco nuevo: el Partenón intentaron reconstruirlo a principios de siglo XX, pero después de unos pocos años, los materiales que utilizaron se oxidaron y quedó peor que antes, así que después de despedir a los patanes, se tuvieron que poner de nuevo manos a la piedra para intentar arreglar los dos desaguisados, el primero y el segundo. Hay algunas zonas en las que uno piensa: 'anda, mira, ahí está restaurado', lo que hace concluir que si se nota será porque no está demasiado bien restaurado. Sobran las grúas, aunque la visita remerece la pena, y le hace a uno sentirse protagonista de la Historia, en el papel que se quiera montar, independientemente de lo que le hayan contado...
Vimos también el antigo estadio olímpico (el que se usó para las primeras Olimpiadas modernas), el mercado central (casi todo carne), la zona de Plaka... Muy relajao.

¡PERO SI TÁ TÓ ROTO!

1 comentario:

  1. ay los "agapimus" qué bien os sienta la cultura clásica... parecéis tallados en mármol por fidias.

    ResponderEliminar